UNA BELLA CANCIÓN
UNA CARTA
Querida abuela, mami:
Mi infancia son recuerdos del patio de tu casa, aquella casa antigua, de pueblo, muy grande y llena de vida, donde pasábamos los veranos tus padres, tus hijos y tus nietos. Durante muchos años fue nuestra casa, ya no lo es, y he ido sólo a volver a verla a ver una vez más, por si algún día vuelvo a pasar por allí y ya no está.
En tu casa, la puerta de la calle siempre estaba abierta y sólo se cerraba cada tarde para dormir la siesta religiosamente, aunque no todos dormían, las mujeres aprovechaban para tomar el sol en top-less en nuestra piscina azul rodeada de yedra. Más de una vez fuisteis sorprendidas por alguna visita inesperada en busca de mi abuelo, el papi, requerido como médico del pueblo. A veces aparecía por el jardín aquel gitano, el “Chorizo”, con su mujer“la Duquesa”, que siempre me cogía y me contaba la misma historia de mi bisabuelo Paco, tu padre, que le engañó vendiéndole un burro viejo pintándolo con betún. “Tu bisabuelo era más listo que un demonio, mira si era listo, que fue capaz de engañar a un gitano”, me decía. Tú me contabas que La Duquesa, había tenido muchos hijos y a casi todos los había traído al mundo mi abuelo, que era muy bien recibido en aquella casa el día de alumbramiento por un montón de churumbeles alborotados y un lebrillo de gazpacho para reponerse del esfuerzo.
A veces aparecía algún amigo mariquita, que entraba, sin llamar, gritando: Chochoooooos!!! Dónde estais!!! Y enredaba a toda la casa con sus historias y sus incansables ganas de cachondeo. Recuerdo cuando volvía de Alemania al pueblo cada verano, cargado de antigüedades con las que nos encantaba disfrazarnos a todas, y aquellas fiestas en su casa, auténticas bacanales de comida que él servía en una gran mesa, con toda la parsimonia, ataviado con una túnica de romano de color púrpura bajo la que no ocultaba sus 130 kilos de felicidad.
También me acuerdo de los churritos del desayuno …y cuando me mandabas a la plaza de abastos con mi bicicleta Orbea de color verde y yo volvía con la cestita llena: el pan de Conchi, los tomates coloraítos pal gazpacho, la casera con casco de vidrio. No sé cómo lo hacías para dar de comer en el patio a más de 15 personas tu exquisita comida en la que nunca faltaba gazpacho, tinto de verano, y en mi caso, siempre el culo mojado de la piscina.
Me gustaban las tardes, cuando tres generaciones de mujeres entrábamos en aquel enorme cuarto de baño a la vez, con un montón de espejos… Allí tú te arreglabas el tupé, Rosa se pintaba con carmín, Bea se rizaba el pelo, mi madre duchaba a mis hermanas pequeñas y todas hablábais y hablábais sin parar a la vez. Yo os miraba y sin darme cuenta aprendía muchas cosas que hoy son parte de mí.
Después de acicalarnos, bajábamos hermosérrimas a aquel patio llenito de macetas por todas las paredes y nos poníamos jazmines en el pelo, como dice la canción, antes de salir a lucir palmito por el pueblo. Yo me montaba en mi bici, mis amigos me esperaban en la puerta, y me pasaba las horas persiguiendo lagartijas y jugando a la gallinita ciega, a un dos tres pollito inglés, al escondite, a la cuerda, a tirarle arroz al cojo del kiosko… Ya tarde, yo iba a recogeros a la terracita del bar y volvíamos a casa paseando, comiendo un helado. Me dormía en una cama pegada a la tuya, y todas las noches me contabas cuando eras pequeña, en plena guerra civil y los soldados te llamaban Shirley Temple por tus tirabuzones y tus lazos de colores.
Pero tengo que decirte mami, que lo que más me fascinaba de tu casa era la tercera planta, el desván, lo llamábamos los camarotes. Me hacías pedir permiso para subir, lo que siempre hacía más emocionante mi estancia en aquel lugar tan sobrecogedor. Sobre todo porque casi nunca pedía permiso. Subía por la estrecha escalera desvencijada, que nada tenía que ver con la majestuosa escalera de mármol blanco que llevaba a la segunda planta, ésta parecía que se desmoronaba en cualquier momento. En aquel gigantesco desván diáfano con el suelo desnivelado y las vigas de madera asomando, en el que crujía todo...(o al menos esa era la explicación que me dabas cuando yo te contaba que allí oía siempre ruídos extraños), entre los bahúles con vestidos de mi bisabuela, relojes parados, zapatos, libros llenos de polvo, vírgenes , cristos amarillentos, ropas de nazareno, disfraces y algún que otro ratón descubrí el pasado de la familia en fotos antiguas y me inventaba historias de mis antepasados, disfrazada de cualquier cosa o con tu traje de novia.
Desde que te fuiste no hemos vuelto a esa casa, que se quedó sin alma, pero a menudo recuerdo y sueño que estoy allí, contigo, inocente y ajena a todo, feliz como una perdiz. Allí, en mi cumpleaños, cerraba los ojos antes de apagar las velas y pedía el deseo de no crecer, un año tras otro, sin darme por vencida... y era porque todas las noches me acariciabas el pelo y me dabas un beso diciendo: no crezcas nunca, mi niña.
Te quiero mucho, mami.
Lupita
Y UN LUGAR... ÉSTE PARAÍSO, POR EJEMPLO, AL CUAL ESTOY A PUNTO DE VOLAR...POR SER MI CUMPLEAÑOS, ESTE AÑO, ESPECIAL.

6 comentarios:
Lupita Amor...Feliz Cumpleaños!!! Yo sabía que la climatología de Santiago de Chile me estaba queriendo decir algo y no sabía qué. Se ha levantado el día muy humedo...¡¡¡Y era por eso!!! Me estaba hablando de ti!!! Yo sabía que la humedad me hablaba y lo que me decía es que había alguien en el planeta en ese momento que estaba igual que el día...¡¡¡ Y eras tu!!! Feliz Cumpleaños y que cumplas muchos más años,´meses, semanas , días , horas, minutos, segundos húmedos, húmedos, húmedos.
Te quiero desde la humedad de mis labios que desde la distancia te besan.
Jesús Codina Oria
Heredero directo de las raices Folklóricas de la Andalucía Profunda.
Felicidades guapetona, que disfrutes mucho, mucho, te lo mereces. Besos.
Me has emocionado, cielo. Te mereces esos recuerdos tan entrañables, te mereces bañarte en esa costa dibujada en la foto, te mereces las notas de esa bella canción, te mereces ser feliz, en tu cumple y siempre. Muchos besitos de tu prima que te quiere mucho.
Joé; yo también me he emocionado.
Sobre todo porque recuerdo esa casa y recuerdo a todaslas personas que nombras. Recuerdo la piscina rodeada de yedra y enredaderas, y recuerdo el ático de madera, donde había un reproductor de cintas enormes, tipo espías rusos o alemanes.
Me he emocionado. Tela.
Me han salido lágrimas, por un momento tus recuerdos fueron los míos propios, la habitación con recuerdos me trasladó a pasajes de mi infancia, me trasladó a la casa de mi abuela… a los cinco años tampoco quería seguir creciendo y mi deseo era siempre estar junto a los amados, pero cuando empezamos a crecer nos damos cuenta que no puede ser, los caminos se bifurcan…
Este año también cumplo 33 el 17 de Octubre y quisiera que fuera absolutamente diferente, pues uno de mis amados hermanos falleció a esa edad, y no se porque una parte de mi le teme a ese umbral… la vida da vueltas y muchas… me estoy liando porque este post ha calado muy dentro de mi, lo siento darte tanto el palo!!... me sacudo el alma… y te mando besos
guapa, tu mami, este donde este, se siente muy orgullosa de ti, seguro...felicidades!! te mereces ser feliz
Publicar un comentario