domingo

CAZANDO MITOS: 1808



Estamos en 2008 y como no, para no partirnos la cabeza con algo nuevo, vivimos de las efemérides: Mayo de 1808, levantamientos y fusilamientos hasta en la sopa, que si en informe semanal, en los suplementos de los periódicos, exposiciones, portadas y eventos políticos para afotarse con la cultura… Todo para ensalzar el patriotismo que tanto daño ha hecho siempre a nuestro pueblo, una de tantas veces, en 1808. Un levantamiento con muchos matices...
Y no pongo el cuadro de Goya de marras, el del tío del bigote manos arriba, porque ya está bien de repetirse, además no es el que más me gusta, prefiero éste, que demuestra de paso que Raimundo Amador es descendiente del insigne pintor.
Ilustrar el coño de la Bernarda que era la España de 1808, no es mi intención, además se me está viendo mucho el plumero antipatriota, pero como estoy harta de grandes personajes y batallas os voy a contar la historia de un hombre de aquel entonces:
Nos situamos en pleno apogeo de invasión francesa, con su caos, su mamoneo y mucha hambre… Sabemos que las partidas de guerrilleros que actuaron por libre, cada uno por su lado, engorilados y poniendo la zancadilla a los franceses hicieron pupa al ejército galo. Pues bien, Juan Martín “El Empecinado” fue uno de sus líderes más destacados. Primero reclutó entre sus colegas una pandilla de guerrilleros que se dedicaron a acosar a los franceses, interceptando correos y soldados, escondidos detrás de los matorrales. Era tan bribón El Empecinado en su lucha contra el gabacho, que acabó de Capitán de caballería del ejército español. Hasta el mismo Napoleón le hizo una oferta para ficharle en su ejército y que luchara para Jose Bonaparte! Como el Empecinado rechazó la oferta, soldados napoleónicos secuestraron a su señora madre, y el Empecinado dijo : Para chulo Napoleón chulo yo: o liberais a mi vieja o me cargo ahora mismo a los 100 soldados franceses que, casualmente, tengo en mi poder. Y la liberaron, válgame, a los diez minutos.
Pero acabada la Guerra, Fernando VII volvió con su absolutismo recalcitrante, y esta fue su manera de pagar la coherencia, fidelidad y patriotismo del Empecinado: Le ofreció una pasta gansa (a saber, un millón de reales, que tapan unos cuantos agujeros) y el título de Conde, si abandonaba el liberalismo. El guerrillero le contestó que nones, pidiéndole que restableciera el texto constitucional de 1812. “Dígale usted al rey, que si no quisiera la constitución, que no la hubiera jurado, que el Empecinado la juró y jamás cometería la infamia de faltar a sus juramentos”.( Ole , ole y ole!!!).El gesto, claro, le costó el destierro y hasta la horca, después de participar en el pronunciamiento de 1820, esta vez en contra de las tropas realistas.
Desde entonces, en el habla popular y luego en el diccionario, el verbo empecinarse derivado de empecinado, significa empeñarse en algo por encima de lo razonable. (Aunque yo creo que la respuesta del empecinado es más que razonable).

2 comentarios:

Let's Be Metal!!! dijo...

Arg, no me hables de empecinamientos que llevo dos días con molestias riñoriales y espero que no se me empecinen más de lo normal.
Es una pena que éste señor la tomara con nuestro querido Pepe Botella, defensor de nuestro querido vino spañol. Yo creo que era de alcohólicos anónimos y arremetió contra nuestro defensor del brandy, vino y coñac, no me extraña que lo mataran luego... por si las moscas, aes.

p-tinta dijo...

Es una triste pena que no dejaran a Pepe Botella unos añitos, con lo que prometía el figura... Pero nada, aquí el hijoputa de Fernando VII es "deseado", encima de que usaba paletón, paletón, usaba paletón.
Salud a tus riñones, cuídate. Por si te consuela, el concierto fue una puta mierda.