
En septiembre empieza todo. Para aquellos que tengan hijos menores de 35 años (edad media en acabar los estudios) las razones son evidentes y no es necesario extenderse más.
Pero septiembre no es sólo eso.
De repente, una noche tengo que poner el despertador en el móvil y no me acuerdo de cómo se hacía. ¿Será en configuración? ¿Será en ajustes?
Las vacaciones, el verdadero y merecido corte del año, están demasiado cerca y el futuro está demasido lejos. Me veo perfectamente tomando el sol sin saber qué hora es, pero no me veo comiendo turrones, aunque sé que antes de lo que espero estaré comiendo turrones y eso, oye, quieras que no, genera su angustia.
Llego a casa y mi buzón escupe toneladas de propaganda de clases de inglés, de yoga, de gimnasios, de baile, de tai chi... Yo las leo todas. Es triste, pero lo más triste es que no tengo tiempo para hacer ninguna. Y tampoco soy yo muy de mallas y de calentadores, que todo hay que decirlo.
Fuí al quiosco a por tabaco y me tropecé cinco veces por lo menos con los montones de colecciones absurdas que hay esparcidas por todo el suelo, con unas cantidades de cartón que habrán despoblado medio Amazonas. Después de pisotear un abanico de colección pintado con las meninas, llegué a calcular cuántos relojes de cuco cabrían en mi casa, pero lo he descartado.
¿Y ese moreno lustroso y radiante que lucía el personal a la vuelta de vacaciones? ¿Dónde está? Ya está desapareciendo y poco a poco se está convirtiendo en un verde Srek. Al igual que esas sonrisas generosas, con sabor a chiringuito de playa, se están convirtiendo en ladridos de perros furiosos. Guau! Que te guau! guau!
Yo tengo por delante a un ciento y pico de alumnos nuevos, con sus pirsings y sus ganas de comerse el mundo, sólo espero que no me coman a mí, y si es posible que sepan distinguir entre María Antonieta y Antonia Dell Atte. También tengo nuevos temarios, otra vez. Por cierto, señores de la política, hagan ustedes el favor de no jugar de esta forma con la educación, que con el futuro de la gente no se juega, y que aborregar a un país no está bonito. Ahí queda.
Septiembre, otra vez septiembre.
Hoy hace un año que nació Julieta.
Y yo puedo decir que estoy bastante mejor que hace un año.
Salud para todos!
4 comentarios:
Un besote entonces muy fuerte para la madre y la hija!. Espero que la vuelta al curro no te haya resultado muy durilla, Lupita....
vaya, como pasa el tiempo...para mi septiembre es la vuelta es tiempo de espera...espero trabajo, la lista de sustituciones, espero...
Cierto que estás mejor que hace un año y mejor que vas a estar... aunque más guapa... difícil... Me alegró mucho veros a las tres ayer
Septiembre no es indiferente para casi nadie... porque aún los que no camian nada en sus vidas, se contagian del ajetreo de su alrededor.
Septiembre, otra vez.
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